La historia de Ural comienza en 1939, en el Ministerio de Defensa de la Unión Soviética, debido a que el ejército ruso necesitaba fuerzas de asalto. Esto demostraron las tropas alemanas en la guerra relámpago contra Polonia.
El ejército ruso se decidió por una copia de la BMW R71, porque esa máquina era fiable y robusta para todos los terrenos.

Se consiguieron cinco R71 a través de Suecia, y se trasladaron a Moscú como contrabando para ser copiadas. Su copia fue producida con el nombre de M72 a partir de 1941. Con motivo de la invasión de los alemanes en la Unión Soviética la fábrica fue trasladada de Moscú a la ciudad de Irbit, en la frontera de Liberia en los Urales.
Durante la Segunda Guerra mundial se construyeron unas diez mil motocicletas en la fábrica de Irbit.
Después de la guerra la fábrica fue ampliada y en 1950 se fabricaron las primeras treinta mil motocicletas.
A finales de los años cincuenta la fábrica situada en Ukrania se encargaba de la fabricación del modelo militar de la Ural. En la fábrica de Irbit a partir de 1960 se fabricaría sólo para uso civil.

Su exportación comenzó en 1953, en un principio hacia países en vías de desarrollo. Pero a finales de los años sesenta comenzaba a subir el interés em el resto del mundo por un diseño único que resistía el paso del tiempo pero que se actualizaba, y además en combinación con la funcionalidad del sidecar. Comenzaba pues su distribución en las naciones industrializadas.

La privatización de las empresas públicas comienza en 1992 y concluye en 1998. La privatización inció de forma positiva en las Empresas, la calidad de la fabricación aumentó rápidamente y la multiplicó hasta la creación de nuevos modelos. La fabricación de las piezas sería drásticamente reducida, y la compra se orientó al mercado mundial. Las piezas se compran hoy en Japón, Italia, Alemania etc. de fabricantes de marcas como Denso. De este modo, hasta ahora se construyeron más que tres millones de motocicletas – la mayoría con sidecar. Hoy en día, Ural es el único fabricante de motocicletas pesadas.

Un final en la prolífica historia no se prevé. Una continua mejora de la calidad de producción y fabricación, la variedad y singularidad, acompañado por el disfrute al conducir, muestran el camino hacia un futuro muy prometedor.